Cap. IV: Que nadie se apropie la prelacía
1No he
venido a ser servido, sino a servir, dice el Señor (cf. Mt
20,28). 2Aquellos que han sido constituidos sobre los
otros, gloríense de esa prelacía tanto, cuanto si hubiesen sido
destinados al oficio de lavar los pies a los hermanos. 3Y
cuanto más se turban por la pérdida de la prelacía que por la
pérdida del oficio de lavar los pies, tanto más acumulan en la
bolsa para peligro de su alma (cf. Jn 12,6).
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!...¡La corona de espina del servicio! -se lamentaba aquel Provincial- ¡Cómo duele!... ¡Sobre todo cuando te la quitan!!!
...-son lamentos de Provincias pequeñas-...
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