Cap.
XIV: De la pobreza de espíritu
1Bienaventurados
los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos
(Mt 5,3). 2Hay muchos que, perseverando en oraciones y
oficios, hacen muchas abstinencias y mortificaciones corporales,
3pero, por una sola palabra que les parezca injuriosa para
sus cuerpos o por alguna cosa que se les quite, escandalizados
enseguida se perturban. 4Estos no son pobres de espíritu,
porque quien es de verdad pobre de espíritu, se odia a sí mismo y
ama a aquellos que lo golpean en la mejilla (cf. Mt 5,39).
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