miércoles, 25 de mayo de 2016
miércoles, 18 de mayo de 2016
miércoles, 20 de abril de 2016
VER A JESÚS EN LA PROPIA POBREZA
VER A JESÚS EN LA PROPIA POBREZA
«Os admiro a los cristianos porque en
quien tiene hambre o sed veis a Jesús. Cuando acogéis a un extraño, acogéis a
Jesús. Cuando vestía a alguien que está desnudo, vestís a Jesús. Lo considero
muy hermoso, pero lo que no comprendo es como nunca veis a Jesús en vuestra
propia pobreza. Queréis hacer siempre el bien al pobre que está en el exterior,
y al mismo tiempo, negáis al pobre que está en vuestro interior. ¿Por qué no
podéis ver a Jesús en vuestra propia pobreza, en vuestra sed, en vuestra
hambre? ¿No veis que también hay un enfermo en vuestro interior? En vuestro
interior hay un extraño y hay que acoger a ese extraño, no rechazarlo, no negar
su existencia, sino saber que está ahí y acoger y ver a Jesús en ello». (C. G. Jung)
Aprender a convivir y manejarse con la
propia pobreza y fragilidad puede ser el primer paso para comprender un poco
más y convivir con la fragilidad ajena.
Difícil arte es sacar la paja del ojo
ajeno sin haber retirado antes la viga del propio.
viernes, 11 de marzo de 2016
MORIR DE VIDA
MORIR DE VIDA
Mercedes
Navarro; Mc 16, 1-8
El Evangelio de Marcos no es en modo
alguno catártico, sino provocador y desasosegante para cualquier lector, el componente
clave del reencuentro, no se inserta en el desenlace, sino que se lleva hasta
el final, o mejor, suspende ese final dejándolo abierto.
Esta apertura deja entrar el tiempo,
asume la incertidumbre como dato del futuro inmediato, los riesgos, el temor, y
focaliza la felicidad de forma innovadora en el marco de la vida, de la
realidad, y no en la construcción artificial de un supuesto e ideal estado de
duradera felicidad (es decir, un final perfectamente cerrado, que ya no exija
otra cosa que cerrar el libro, y olvidarlo). Parecería
en un primer momento que se quisiera mantener al lector al margen, excluido de
la felicidad; nada de eso, se le está pidiendo que inicie la búsqueda, que se
ponga a favor de la causa, ya que según Marcos ante Jesús todos cayeron...
amigos y enemigos.
El sentido común pide que el cierre
termine de verdad el evangelio, pero Marcos desafía una vez más el sentido
común -ese conjunto de supuestos, que no son otra cosa que una construcción
social y mental, de culturas e individuos, y que en numerosos casos frenan la
evolución y la posibilidad del cambio positivo-.
El final abierto de Marcos evoca, en
la perspectiva hermenéutica, el acercamiento a la realidad desde el pensamiento
complejo. Este pensamiento contesta críticamente la causalidad lineal y pone en
primer plano la importancia de la no linealidad, la apertura y la emergencia de
novedad como datos de la vida.
Este paradigma contesta “la
perfección”, en beneficio de “la plenitud”. La psicología
profunda contempla estas dos posibilidades de comprensión e interpretación. La
línea hermenéutica de análisis junguiano -en cierto modo contra el
psicoanálisis freudiano- se decanta por “el
principio de plenitud” al observar las propiedades abiertas de la vida
y del individuo.
“Si la perfección supone lo cerrado y
completo, la plenitud por su parte implica lo abierto y, en correlación con
ello, una sana y positiva percepción de lo imperfecto”.
Si a los seres vivos corresponde la
capacidad de crecimiento, evolución por continuidad o por salto cualitativo y
cambio, es claro que su principio rector no puede ser el ideal de perfección
predeterminada. En cambio, “el principio de plenitud o plenificación
parece responder mejor a su naturaleza narrativa”. El final abierto del
Evangelio según San Marcos se sitúa por tanto en este ámbito, o lo que es lo
mismo, pone en cuestión críticamente, nuestras construcciones sobre la muerte, la
vida y el más allá, sobre las representaciones mentales y sociales de la
resurrección. Desafía los supuestos del sentido común en la época en que sitúa
la historia de Jesús y en nuestra propia época, en la que esos mismos supuestos
ya han entrado en crisis. “La condición enigmática del relato de
Marcos continúa después de él”...
domingo, 6 de marzo de 2016
EL QUE HABLA
EL
QUE HABLA…
«En el principio existía la
Palabra…» (Jn 1,1). Es como si se nos dijera:
“Dios es todo comunicación; el rasgo más característico de su identidad es
precisamente ese: su expectativa de conversación y diálogo con nosotros. Y eso
desde que esperaba con impaciencia la brisa de la tarde para bajar a
encontrarse con nuestros padres en el jardín”.
Dios está constantemente dirigiéndose a
nosotros, “emitiendo señales”: el arco iris, el sábado, la sangre, la luna, la
piedra… Los “signos, prodigios, gestas, maravillas y señales portentosas” con
que los autores bíblicos califican las acciones de Dios para con su pueblo no
parecen tener otro fin que el de convertirse en aviso, signo, guiño, contraseña
o recordatorio de su presencia activa, de su incansable deseo de comunicarse y
entrar en relación. El cielo “narra”, el firmamento “pregona”, el día
“transmite”, la noche “susurra” (Sal 19,2).
Por eso el gran imperativo de Israel es “¡Escucha!”;
y el peor reproche profético es el del embotamiento y la torpeza de ojos, oídos
y corazón (Is 6,10). Están convencidos de que Dios no está nunca “fuera de
cobertura”, sino que quiere seguir tejiendo una historia relacional entre Él y
nosotros, para atraernos a una aventura espiritual que sólo es posible si en el
fondo de nuestro corazón vive el deseo de encuentro que nace del amor.
(Dolores Aleixandre)
sábado, 5 de marzo de 2016
RELIGIÓN Y POLÍTICA
RELIGIÓN
Y POLÍTICA
Alguien preguntó al maestro por qué se
mostraba tan receloso respecto de la religión. ¿Acaso no era la religión lo
mejor que tenía la humanidad?
La respuesta del maestro fue un tanto
enigmática. “Lo mejor y lo peor: he ahí lo que se obtiene de la religión”.
-¿Por qué lo peor?
- “Porque la mayoría de las personas
saben la suficiente religión como para odiar, pero no la suficiente como para
amar”. Y en los grupos sociales, donde la política ha sustituido a la religión,
podemos ver que pasa exactamente lo mismo: “la oposición, a ser posible,
enterrada”.
viernes, 4 de marzo de 2016
...¿Y LA PUERTA?...
…¿Y LA PUERTA?...
Quizá, sin darnos cuenta, entramos al
amparo del primer mandamiento: amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda
nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. Es algo que cualquiera que quiera
agradar a Dios debiera desear, no durante un minuto ni durante media hora, sino
para siempre.
Gracias a éstos, la paz se establece en
el mundo. Son ellas las fuerzas del mundo porque son tabernáculo de Dios en el
mundo. Son las que evitan que el universo sea destruido. Son los pequeños. No
se conocen a sí mismas. Toda la tierra depende de ellas, pero parece que nadie
se da cuenta. Son aquellas para las cuales todo fue creado en el principio, y
son ellas quienes heredarán la tierra
Son las únicas que siempre serán capaces
de disfrutar completamente de la vida. Han renunciado al mundo entero, y les ha
sido dado éste en posesión. Sólo ellas aprecian el mundo y lo que hay en él.
Son las únicas capaces de vivir la alegría. Son limpias de corazón. Ellas ven a
Dios, que hace su voluntad, porque Su voluntad es la de ellas. Dios hace todo
lo que ellas quieren, porque Él es Quien desea todos los deseos de ellas. Ellas
son las únicas que tienen todo cuanto pueden desear. Su libertad no tiene
límites. Nos tienden la mano para abrazar nuestra miseria y ahogarla en la
inmensa expansión de su inocencia, que lava al mundo con su luz.
Venid, penetremos en el seno de esa luz.
Vivamos en la limpieza de ese cántico. Despojémonos, como de una vestidura, de
las cosas del mundo y entremos desnudos en la sabiduría, porque esto es lo que
piden todos los corazones cuando dicen: “Hágase tu voluntad”.
miércoles, 2 de marzo de 2016
ANTILEGÓMENOS Iº
ANTILEGÓMENOS (el que se opone) Iº
«La convicción de que otro mundo es posible es
condición para poder acercarse a los límites del sufrimiento humano. Que es
posible que otro mundo pueda surgir entre los hombres, por utópico que nos
parezca. Sin esta fe en otro mundo posible, humano, más justo, más fraternal,
no podremos resistir. Sin esta convicción nos entregaríamos a salvaciones
individuales, algo aberrante y, además, inútil, dado que estamos viviendo una
tragedia que nos afecta a todos como humanidad. Para poder luchar, aunque no
veamos el horizonte, tenemos que creer en él.
Todo gran arte es como un sueño, una reacción contra
el mundo exterior, y en ocasiones una violenta y rencorosa negativa. Un gran
creador levanta su obra porque le disgusta el mundo que lo rodea, malogrado por
la fealdad, la imperfección, el relativismo y el desorden. El gran artista
busca el Absoluto».
(-Ernesto Sábato-)
martes, 1 de marzo de 2016
lunes, 29 de febrero de 2016
MAGNIFICAT
MAGNIFICAT (Lc 1,46-55)
«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en
generación.»
«Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.»
«Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.»
sábado, 27 de febrero de 2016
LA MISERICORDIA
LA MISERICORDIA
Santa María
Faustina Kowalska expresa con gran belleza, en
una oración compuesta en 1937, cuán lejos llega y qué profundidad alcanza la
sensibilidad para la misericordia, qué significa ésta para un cristiano y de
qué es capaz:
«Ayúdame, oh Señor, a que mis
ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las
apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a
ayudarle.
Ayúdame, oh Señor, a que mis
oídos sean misericordiosos, para que tome en cuenta las necesidades de mi
prójimo y no sea indiferente a sus sufrimientos y quejas.
Ayúdame, oh Señor, a que mi
lengua sea misericordiosa, para que jamás hable negativamente de mi prójimo,
sino que siempre tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis
manos sean misericordiosas y estén llenas de buenas obras, para que sepa hacer
a mi prójimo exclusivamente el bien y cargue sobre mí las tareas más difíciles
y penosas.
Ayúdame, oh Señor, a que mis
pies sean misericordiosos, para que siempre me apresure a socorrer a mi
prójimo, venciendo mi propia fatiga y cansancio. El reposo verdadero está en el
servicio al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mi
corazón sea misericordioso, para que yo sienta todos los sufrimientos de mi
prójimo. A nadie le reusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos que
sé que abusarán de mi bondad. Y yo mismo me encerraré en el misericordioso
Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu
misericordia, oh Señor, repose sobre mí.
Tú mismo me ordenas que me
ejercite en tres peldaños de la
misericordia. Primero, la acción misericordiosa, de todo tipo.
Segundo, la palabra misericordiosa: lo que no soy capaz de llevar a cabo
como acción debe acontecer por medio de palabras. Tercero, la oración: en caso de
que no pueda mostrar misericordia con hechos ni con palabras, siempre puedo
recurrir a la oración. Mi oración llega incluso allí donde yo no puedo hacerme
corporalmente presente.
Oh Jesús mío, transfórmame en
ti, pues tú lo puedes todo».
viernes, 26 de febrero de 2016
LLAMA DE AMOR VIVA
LLAMA DE AMOR VIVA
¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más
profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si
quieres,
¡rompe la tela de este
dulce encuentro!
¡Oh cauterio süave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh
toque delicado
que a vida eterna
sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida
has trocado.
¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas
del sentido,
que estaba oscuro y
ciego,
con estraños primores
color y luz dan junto a
su querido!
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi
seno
donde secretamente solo
moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me
enamoras!
(San Juan de la Cruz)
martes, 23 de febrero de 2016
PRINCIPIO Y FUNDAMENTO
PRINCIPIO Y FUNDAMENTO
«El hombre es creado para alabar,
hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su alma;
y las otras cosas sobre la faz de la Tierra son creadas para el hombre, y para
que le ayuden en la prosecución del fin para el que es creado. De donde se
sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le ayudan para su fin, y
tanto debe quitarse de ellas, cuanto lo impidan. Por lo cual, es menester
hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que es concedido a
nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte, más salud que enfermedad,
riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por
consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más
nos conduce para el fin que somos creados».
(San Ignacio de Loyola)
lunes, 22 de febrero de 2016
EL VIENTO DEL PENSAR
EL VIENTO DEL PENSAR
«Numquam se plus agere quam nihil
ageret,
numquam
minus solum esse quam cum solus esset».
[“Nunca está nadie más activo que cuando
no hace nada,
nunca está menos solo que cuando está
consigo mismo”].
Suponiendo que Catón estuviera en lo
cierto, las preguntas son obvias:
¿Qué “hacemos” cuando no hacemos nada
sino pensar?
¿Dónde estamos cuando, normalmente
rodeados de nuestros semejantes, no estamos con nadie más que con nosotros
mismos?
(Hannah Arendt)
viernes, 19 de febrero de 2016
KAIRÓS
KAIRÓS
«Somos llevados por acontecimientos
que nos ocurren en el sentido fuerte de la palabra: tales encuentros
enteramente fortuitos, tales dramas, tales dichas, tales desdichas capaces de
cambiar el curso de la vida, harán que la tarea de comprendernos a través de
ellos sea la de transformar el azar en destino».
(Paul Ricoeur)
jueves, 11 de febrero de 2016
LA SOCIEDAD DIONISÍACA DE F. NIETZSCHE
LA SOCIEDAD DIONISÍACA
DE FRIEDRICH NIETZSCHE
(Meditación para los que encuentran
tan criticable el cristianismo)
Nietzsche sobrepasa
el peor darwinismo social. So pena de degenerar, afirma: las sociedades tienen
que librarse de los desechos humanos que les estorban:
«El cristianismo ha
tomado tan en serio al individuo, lo ha planteado tan bien como un absoluto,
que no podía ya "sacrificarlo"; pero la especie sólo sobrevive
mediante los sacrificios humanos [...]. La verdadera filantropía exige el
sacrificio por el bien de la especie; la verdadera filantropía es dura, se
obliga al dominio de sí misma, porque necesita el sacrificio humano. ¡Y esta
pseudohumanidad llamada cristianismo quiere imponernos precisamente "que no se sacrifique a nadie"»
(Friedrich Nietzsche; Obras Completas, vol. XIV: Fragments posthumes début 1888-janvier 1889, Gallimard, Paris,
págs.224-225).
Por débil y enfermo que
estuviera, Nietzsche no perdía ocasión de fustigar la preocupación por los
débiles y enfermos. Verdadero don Quijote de la muerte, condena toda medida en
favor de los desheredados. Y denuncia la preocupación por las víctimas como
causa de lo que considera envejecimiento precoz de nuestra civilización, el
acelerador de nuestra decadencia.
La defensa evangélica
de las víctimas es más humana, ciertamente, que el nietzscheanismo, sin que
haya que ver en ello una excepción a la "dura verdad". Es el
cristianismo el que posee la verdad frente a la locura nietzscheana.
Con su demencial
condena de la verdadera grandeza de nuestro mundo, Nietzsche no sólo se
autodestruyó, sino que propuso y alentó también las terribles destrucciones del
nacionalsocialismo.
Para apresurar la
disgregación y muerte del judeocristianismo, los nazis comprendieron bien que
no bastaba con la "genealogía" nietzscheana. Tras su conquista del
poder, disponía de recursos muy superiores, sin duda, de los que pudiera
disponer un infortunado filósofo medio loco.
Enterrar la moderna
preocupación por las víctimas bajo innumerables cadáveres era la manera
nacionalsocialista de ser nietzscheano. Una interpretación, se dirá, que habría
horrorizado al infortunado Nietzsche. Es probable. Compartía con muchos
intelectuales de su tiempo y del nuestro la pasión por las exageraciones
irresponsables. Para su desgracia, los filósofos no están solos en el mundo.
Los rodean auténticos orates que a veces les juegan la peor de todas las
pasadas: los creen a pies juntillas.
jueves, 28 de enero de 2016
SAN MARCOS 4,21-25
Evangelio
según san Marcos 4,21-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a la
muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la
cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se
descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga
oídos para oír, que oiga». Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo:
la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene
se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».
...Marcos interrumpe la narración que
recoge las parábolas para introducir estos tres dichos populares, probablemente
con la intención de motivar a vivir lo que las parábolas proponen.
El primero hace referencia a la luz,
cuya naturaleza es alumbrar: no puede no hacerlo. El segundo afirma que,
gracias a ella, lo que antes nos quedaba oculto, puede ser descubierto. Y el
tercero es una invitación a acoger, como "tierra buena", la
semilla-palabra de Jesús, ya que de esa misma actitud depende el crecimiento.
La luz no pude no alumbrar. Del mismo
modo, la persona que vive en conexión con su verdadera identidad iluminará a
los demás -no hace falta ser doctor para eso-. No porque se lo proponga, a
través de un esfuerzo voluntarista, sino por sí misma. De hecho, si estamos
atentos, cualquier persona puede iluminarnos porque, en último término, nuestra
identidad es luz. Esto explica que todos podamos ser "maestros" de
todos. "Ser maestro" (dar luz) no es un título que alguien adquiere
de una vez para siempre, sino una consecuencia de la propia luz que nos
constituye.
En ausencia de luz, estamos a oscuras y
caminamos a ciegas: es la ignorancia que perpetúa el sufrimiento. Por el
contrario, en la medida en que empezamos a "despertar", percibimos
como todo se va iluminando progresivamente, y ello hace que, aunque
aparentemente nada haya cambiado, veamos todo de un modo nuevo.
La "medida" con la que la Vida
se nos regala la ponemos nosotros mismos porque parece que todo el universo se
rige por esta ley: recibimos lo que entregamos. Quien esconde su " talento"
-decía Jesús en otra ocasión-, lo anula y se priva de su beneficio y bendición.
Por el contrario, cuando lo ponemos en acción, nos regala frutos insospechados
(Mt 25,14-30). En realidad, se nos ha dado todo, -"todo es gracia"-
al hacernos conscientes de ello y "cooperar" en su desarrollo, parece
como si cada vez nos dieran más; por el contrario, si nos instalamos, nos
parecerá que perdemos incluso lo que ya creíamos haber alcanzado.
...Jesús recurre al absurdo para que se
graben mejor sus palabras: lo mismo que el destino de la luz es lucir desde lo
alto, iluminar y permitir la visión, el oído lo tenemos para escuchar y para
entrar en comunicación con los demás. Tan absurdo como esconder una luz debajo
de la cama sería encerrarse en lo ya sabido, o creer que no necesitamos las
palabras de los demás. Sobre todo, de esa Palabra que viene a caldear nuestra
vida y a sacarnos de la oscuridad.
miércoles, 27 de enero de 2016
LA GRAN REVOLUCIÓN
LA GRAN REVOLUCIÓN
Y llegó la gran revolución,
con su cambio completamente radical. Pero la ideología de la revolución
política no cambió más que las apariencias. Hubo violencia, como desde el
inicio de los tiempos, y el poder pasó de un partido a otro; pero cuando el
humo se disipó y los cuerpos de todos los muertos fueron enterrados, unos como
héroes y otros como malditos, la situación resultó ser esencialmente la misma
de antes: en el poder había una minoría de fuertes que explotaban a todos los
demás, en nombre de la revolución, para sus fines personales. La codicia, la
crueldad, la lujuria, la ambición, la avaricia y la hipocresía eran las mismas
de antes. Hasta el día en que, por fin, llegó la gran revolución, con su cambio
completamente radical..../.
lunes, 25 de enero de 2016
FUNES, EL MEMORIOSO
FUNES,
EL MEMORIOSO
«La memoria fue muy valorada por las
grandes culturas como resistencia ante el devenir del tiempo. No el recuerdo de
simples acontecimientos, tampoco esa memoria que sirve para almacenar
información en las computadoras: hablo de la necesidad de cuidar y transmitir
las primigenias verdades. En las comunidades arcaicas, mientras el padre iba en
busca de alimento y las mujeres se dedicaban a la alfarería o al cuidado de los
cultivos, los chiquitos, sentados, sentados sobre las rodillas de sus abuelos,
eran educados en su sabiduría; no en el sentido que le otorga a esta palabra la
civilización cientificista, sino aquella que nos ayuda a vivir y a morir; la
sabiduría de esos consejeros que, en general, eran analfabetos, pero, como un
día me dijo el gran poeta Senghor, en Dakar: "La muerte de uno de esos
ancianos es lo que parta ustedes sería el incendio de una biblioteca de
pensadores y poetas". En aquellas tribus, la vida poseía un valor sagrado
y profundo, y sus ritos, no sólo hermosos sino misteriosamente significativos,
consagraban los hechos fundamentales de la existencia: el nacimiento, el amor,
el dolor y la muerte. En el pueblo de campo donde nací, antes de irnos a
dormir, existía la costumbre de pedir que nos despertaran diciendo: "Recuérdenme
a las seis". Siempre me asombró aquella relación que se hacía entre la
memoria y la continuación de la existencia.
(-Ernesto Sábato)
domingo, 24 de enero de 2016
LA PASIÓN
LA
PASIÓN
¿Cómo vivió Jesús ese tiempo en
manos de quienes estaban en su contra? Una
afirmación suya puede darnos la
respuesta: «Se acerca la hora, mejor dicho, ha llegado ya, en que cada uno de
vosotros se irá a lo suyo y a mí me dejaréis solo. Aunque yo no estoy solo,
porque el Padre está conmigo». (Jn 16,32)
«Jesús había dejado atrás cualquier
previsión y defensa, abandonando su existencia al Padre que lo enviaba y
conducía. Sabía que no necesitaba preocuparse aunque estuviera en medio de la
contradicción, el dolor, el fracaso o la muerte: el Padre estaba "a favor
suyo", y él estaba seguro de que lo recogería al final extremo de la
noche. Esta confianza suya inaugura la existencia creyente, y Jesús ha sido el
primero en recorrerla».
Detrás de él vamos nosotros, apoyados en
su misma tranquila audacia, que nos permite arriesgar nuestra confianza: «Si
Dios está a favor nuestro, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su
propio Hijo, antes bien lo entregó a la muerte por todos nosotros; ¿cómo no va
a darnos gratuitamente todas las demás cosas juntamente con él? ¿Quién nos
separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el
hambre, la desnudez, -"un Vaticano lleno de víboras queriendo comerse a
Francisco"-, la espada? Dios, que nos ama, hará que salgamos victoriosos
de todas estas pruebas. Y estoy seguro de que ni muerte ni vida, ni ángeles, ni
otras fuerzas sobrenaturales, ni lo presente ni lo futuro, ni poderes de
cualquier clase, ni lo de arriba ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura
podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro»
(Rom 8,31-39)
«Ya ves, lo intenté todo,
recorrí todos los caminos,
pero nunca pude encontrar a un amigo
que me amase más que tú.
Bebí en todas las fuentes, saboreé las
uvas,
pero nunca probé vino más dulce que tú.
Leí cientos de códices eruditos:
en
cada letra sólo te veía a ti.
Borré la caligrafía con mis lágrimas,
y la página resplandeciente
se convirtió en tu espejo.
Escuché tu voz en cada soplo de brisa
rumorosa:
la nieve, la hierba,
no eran sino hermosísimos velos
que cubrían tu rostro.
Me sumergí en un océano sin orilla:
las perlas luminosas sólo te reflejaban
a ti.
Luego vino la tempestad:
el jardín de mi corazón
tiritaba helado, esparcidas sus hojas.
Se hizo desierto
y nube yerma,
y silencio.
Y, de repente,
el sol a medianoche: Tú»
(-Rumi)
viernes, 22 de enero de 2016
LA VIRGINIDAD DE MARÍA
LA
VIRGINIDAD DE MARÍA
«Todo el Antiguo Testamento está animado
por la paradoja del poder del débil, de la exaltación del pobre, de la
fecundidad de la estéril, y esta paradoja alcanza su forma más violenta en el
"escándalo de la Cruz", esa "debilidad de Dios más fuerte que
los hombres" (1 Cor 1,23). Lucas no describe en María una forma heroica
de la virtud de la castidad: lo que ve en ella es una fe y una esperanza
radicales, totalmente despojadas de confianza en la criatura, totalmente
abandonadas a Dios. La virginidad de María no tiene tanto de virtud moral
-"como tanto le gusta al pensamiento griego"- cuanto teologal;
manifiesta más una actitud ante Dios que un esfuerzo de purificación.
Representa el ser humano que no cuenta con sus propias fuerzas, y puede ser comparada
con el vacío sobre el que el Espíritu planeaba en los orígenes».
(Louis Legrand)
«Ante ti mi oración, una letanía de
nadas:
-El cuenco de un odre, NADA.
- El vacío de una casa, NADA.
-El orificio de una flauta, NADA.
-El silencio de una partitura, NADA
-El domingo en la semana, NADA.
Viento sagrado, sopla sobre mí.
Hace mucho que no tenías semejante
flauta
para llenarla de música».
(Anónimo)
miércoles, 20 de enero de 2016
Mt 23,37
¡Jerusalén, Jerusalén, la que asesina a
los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido
reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no
habéis querido! (Mt 23,37)
domingo, 10 de enero de 2016
ACEPTACIÓN
ACEPTACIÓN...
«La gracia nos toca cuando nos hallamos
angustiados y no tenemos reposo. Nos alcanza cuando caminamos por el valle
sombrío de una vida vacía y desprovista de sentido. Nos invade cuando sentimos
que nuestra alienación es más profunda, porque hemos arruinado otra vida... Nos
toca cuando la insatisfacción de nosotros mismos, nuestra indiferencia, nuestra
debilidad, nuestra hostilidad, nuestra falta de rectitud y nuestro
comportamiento se nos han hecho insoportables. Nos toca cuando, año tras año,
nuestro deseo de una vida perfecta no se ve satisfecho, cuando nuestras
inventadas tensiones siguen esclavizándonos como han venido haciendo durante
decenios, cuando la desesperación destruye toda alegría y todo gozo. A veces,
en uno de esos momentos, una ráfaga de luz atraviesa nuestras tinieblas, y es
como si una voz nos liberase: "Tú eres aceptado. Tú eres aceptado por
alguien más grande que tú y cuyo nombre no conoces. No preguntes ahora cuál es
ese nombre; tal vez lo descubras más tarde. No trates ahora de hacer nada; tal
vez lo hagas mucho más adelante. Acepta simplemente el hecho de que eres
aceptado". Cuando esto nos ocurre, experimentamos lo que es la gracia.
Después de semejante experiencia, tal vez no seamos mejores que antes. Pero
todo ha quedad transformado. En ese momento, la gracia triunfa sobre el pecado,
y la reconciliación supera el abismo de la alienación. Y nada se exige para
esta experiencia: ningún presupuesto, moral o intelectual; no se pide más que
la aceptación».
(-Paul Tillich-)
sábado, 9 de enero de 2016
Semillas de Contemplación
Semillas
de contemplación
Cada momento y cada acontecimiento de la
vida de todas y cada una de las personas sobre la tierra siembra algo en su
alma. Pues del mismo modo que el viento arrastra miles de semillas aladas, así
también cada momento lleva consigo semillas de vitalidad espiritual que se
posan imperceptiblemente en las mentes y voluntades de los seres humanos. La
mayoría de estas innumerables semillas perecen y se pierden, porque los hombres
no están preparados para recibirlas, pues tales semillas sólo pueden brotar en
la tierra buena de la libertad, la espontaneidad y el amor.
Esto no es nuevo. Hace mucho tiempo que
Cristo nos dijo en la parábola del sembrador: "La semilla es la Palabra de
Dios".
...Y en todas las situaciones de la vida
la "voluntad de Dios" se nos manifiesta, no como una mera orden
externa de una ley impersonal, sino más bien como una invitación interior de un
amor personal.
¡Es tanto lo que depende de nuestra idea
de Dios..! Sin embargo, ninguna idea de Él, por muy pura y perfecta que sea, es
adecuada para expresar a Dios como realmente es. Nuestra idea de Dios suele
hablar más de nosotros mismos que de Él.
Pero, ¿cómo puede recibir las semillas
de la libertad si amo la esclavitud, si me arranco los ojos en nombre de
"mi libertad" porque mi ignorancia ha decidido que este es el camino
de la luz? ¿Y cómo puede estimar el deseo de Dios si estoy lleno de un deseo
diferente y contrario? Dios no puede plantar su libertad en mí, porque soy un
prisionero y ni tan siquiera deseo ser liberado. ¿Puede haber algo más triste
que eso pájaros nacidos en cautividad, acostumbrados a cerrar su jaula desde
dentro?... (Thomas Merton & Cía.)
jueves, 7 de enero de 2016
LA CONTEMPLACIÓN /Thomas Merton)
LA CONTEMPLACIÓN
La contemplación es la más alta
expresión de la vida intelectual y espiritual del ser humano. Es la vida misma,
plenamente despierta, totalmente activa y completamente consciente de que está
viva. Es prodigio espiritual. Es espontáneo temor reverencial ante el carácter
sagrado de la vida, del ser. Es gratitud por la vida, el conocimiento y el ser.
Es una comprensión profunda del hecho de que, en nosotros, la vida y el ser
proceden de una Fuente invisible, transcendente e infinitamente abundante. La
contemplación es, por encima de todo, la conciencia de la realidad de esa
Fuente. Conoce la Fuente de una
manera oscura e inexplicable, pero con una certeza que va más allá de la razón
y de la simple fe. Pues la contemplación es un género de visión espiritual a la
que aspiran la razón y la fe por su misma naturaleza, porque sin ella amabas permanecen
siempre necesariamente incompletas. No obstante, la contemplación no es visión,
porque ve "sin ver" y conoce "sin conocer". Es una
profundidad de fe más honda, un conocimiento tan profundo que no puede ser
captado en imágenes ni en palabras, ni siquiera en conceptos claros. Puede ser
sugerida por palabras, por símbolos, pero en el mismo momento en que la mente
contemplativa trata de indicar lo que conoce, retira lo que ha dicho y niega lo
que ha afirmado. Pues en la contemplación conocemos por "desconocimiento".
O, mejor dicho, conocemos más allá de
todo saber o "no saber".
La poesía, la música y el arte tienen
algo en común con la experiencia contemplativa. Pero la contemplación va más
allá de la intuición estética, más allá del arte y más allá de la poesía. De
hecho está también más allá de la filosofía y más allá de la teología
especulativa. Resume, trasciende y consuma todo ello y, sin embargo, al mismo
tiempo parece que, en cierto modo, lo reemplaza y lo niega. L a contemplación
está siempre más allá de nuestro conocimiento, más allá de nuestras luces,, más
allá de los sistemas, más allá de las explicaciones, más allá del discurso, más
allá del diálogo y más allá de nuestro propio yo. Para entrar en el ámbito de
la contemplación debemos, en cierto sentido, morir; pero esta muerte es en
realidad la entrada a una vida más elevada. Es una muerte por amor a la vida,
que nos hace abandonar todo lo que podemos conocer o atesorar como vida, como
pensamiento, como experiencia, como gozo, como ser.
Y por eso parece que la contemplación
reemplaza y descarta cualquier otra forma de intuición y experiencia -ya sea en
el arte, en la filosofía, en la teología, en la liturgia o en los niveles
ordinarios del amor y la creencia-. Naturalmente, este rechazo es sólo
aparente. La contemplación es y tiene que ser compatible con todas estas cosas,
ya que es su realización más elevada. Pero en la experiencia real de la
contemplación todas las demás experiencias se pierden momentáneamente:
"mueren" para nacer de nuevo en un nivel de vida más elevado.
Dicho de otro modo, la contemplación
tiende hacia el conocimiento e incluso hacia la experiencia del Dios
trascendente e inexpresable. Conoce a Dios porque parece que Lo toca. O, mejor
dicho, Lo conoce como si hubiera sido invisiblemente tocado por Él... Tocado
por Aquel que no tiene manos, pero es la Realidad pura y la fuente de todo lo
que es real. Por eso la contemplación es un repentino don de toma de
conciencia, un despertar a lo Real en el que todo es real. una comprensión viva
del Ser infinito que está en la raíz de nuestro ser limitado, una comprensión
de nuestra realidad contingente recibida como regalo de Dios, como don gratuito
de su amor. Éste es el contacto existencial de que hablamos cuando empleamos la
metáfora de "ser tocado por Dios".
La contemplación es también la respuesta
a una llamada: una llamada de Aquel que no tiene voz y, sin embargo, habla de
todo lo que existe y, por encima de todo, habla en las profundidades de nuestro
propio ser, ya que nosotros somos sus palabras. Pero somos palabras destinadas
a responderle a Él, a ser Su eco e incluso, de alguna manera a contenerlo y
significarlo. La contemplación es este eco. Es una profunda resonancia en el
centro más íntimo de nuestro espíritu, donde nuestra vida pierde su voz
autónoma y resuena con la majestad y la misericordia de Dios vivo y escondido.
Él se responde a Sí mismo en nosotros, y esta respuesta es la vida divina, la
creatividad divina que renueva todas las cosas. Nosotros nos convertimos en el
eco y la respuesta de Dios. Es como si Dios, al crearnos, nos hubiera hecho una
pregunta y, al despertarnos a la contemplación, respondiera a esa pregunta, de
modo que el contemplativo es al mismo tiempo pregunta y respuesta. La vida de
contemplación implica dos niveles de conciencia: primero, conciencia de la
pregunta y, segundo, conciencia de la respuesta. Aunque constituyan dos niveles
distintos y totalmente diferentes, en realidad son conciencia de la misma cosa.
La pregunta es, ella misma, la respuesta. Y nosotros somos ambas cosas. Pero no
podemos saberlo hasta que hemos entrado en el segundo nivel de conciencia.
Despertamos, no para encontrar una respuesta absolutamente distinta de la
pregunta, sino para comprender que la pregunta es su propia respuesta. Y todo
esto se resume en una conciencia -no una proposición, sino una experiencia, a
saber: "YO SOY".
La contemplación a la que me refiero no
es filosófica. No es la conciencia estática de esencias metafísicas percibidas
como objetos espirituales, inmutables y eternos. No es la contemplación de
ideas abstractas. Es la percepción religiosa de Dios a través de mi vida en
Dios o por medio de la "filiación", como afirma el Nuevo Testamento:
"En efecto, todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos
de Dios... El Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que
somos hijos de Dios"; "A todos los que la recibieron les dio poder de
llegar a ser hijos de Dios"... Y por eso la contemplación a la que me
refiero es un don religioso y trascendente. No es algo que podamos conseguir
solos, gracias al esfuerzo intelectual o el perfeccionamiento de nuestras
facultades naturales. No es una especie de autohipnosis, resultado de la
concentración en nuestro ser espiritual interior. No es el fruto de nuestros
esfuerzos. Es el don de Dios, que, en Su misericordia, completa la escondida y
misteriosa obra de la creación en nosotros iluminando nuestras mentes y
nuestros corazones, despertando en nosotros la conciencia de que somos palabras
pronunciadas en Su única Palabra y que el Espíritu Creador (Creator Spiritus) habita en nosotros, y nosotros en Él. Que somos
"en Cristo" y que Cristo vive en nosotros. Que la vida natural en
nosotros ha sido completada, elevada, transformada y consumada en Cristo por el
Espíritu Santo. La contemplación es la conciencia y la comprensión e incluso,
en cierto sentido, la experiencia de
lo que creen oscuramente todos los cristianos: "Ya no vivo yo, sino que es
Cristo quien vive en mí".
Por consiguiente, la contemplación es
más que una consideración de verdades abstractas sobre Dios, más incluso que una
meditación afectiva sobre las cosas que creemos. Es el despertar, la
iluminación y la asombrosa comprensión intuitiva por los que el amor obtiene la
certeza de la intervención creadora y dinámica de Dios en nuestra vida diaria.
Así pues, la contemplación no "encuentra" simplemente una idea clara
de Dios, Lo encierra dentro de los límites de esa idea y Lo mantiene allí como
un prisionero al que siempre puede volver. Todo lo contrario: la contemplación
es llevada por Dios a Su reino, Su misterio, Su libertad. Es un conocimiento
puro y virginal, pobre en conceptos, más pobre todavía en razonamientos, pero
capaz, por su misma pobreza y pureza, de seguir a la Palabra "dondequiera
que vaya".
(Thomas Merton, trapense)
Gaudium et Spes nº 22
Gaudium et Spes.- nº 22
El
misterio del hombre, sólo en el misterio del Verbo Encarnado se esclarece plenamente.
Porque Adán, el primer hombre, es figura del que había de venir, es decir, Cristo
nuestro Señor.
Cristo, nuevo Adán, al revelar el misterio
del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre
la grandeza de su vocación.
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