EN EL MANANTIAL

EN EL MANANTIAL
ESTUDIO DEL PINTOR

miércoles, 20 de abril de 2016

VER A JESÚS EN LA PROPIA POBREZA

VER A JESÚS EN LA PROPIA POBREZA
«Os admiro a los cristianos porque en quien tiene hambre o sed veis a Jesús. Cuando acogéis a un extraño, acogéis a Jesús. Cuando vestía a alguien que está desnudo, vestís a Jesús. Lo considero muy hermoso, pero lo que no comprendo es como nunca veis a Jesús en vuestra propia pobreza. Queréis hacer siempre el bien al pobre que está en el exterior, y al mismo tiempo, negáis al pobre que está en vuestro interior. ¿Por qué no podéis ver a Jesús en vuestra propia pobreza, en vuestra sed, en vuestra hambre? ¿No veis que también hay un enfermo en vuestro interior? En vuestro interior hay un extraño y hay que acoger a ese extraño, no rechazarlo, no negar su existencia, sino saber que está ahí y acoger y ver a Jesús en ello». (C. G. Jung)
Aprender a convivir y manejarse con la propia pobreza y fragilidad puede ser el primer paso para comprender un poco más y convivir con la fragilidad ajena.

Difícil arte es sacar la paja del ojo ajeno sin haber retirado antes la viga del propio.

viernes, 11 de marzo de 2016

MORIR DE VIDA

MORIR DE VIDA
Mercedes Navarro;  Mc 16, 1-8
           
            El Evangelio de Marcos no es en modo alguno catártico, sino provocador y desasosegante para cualquier lector, el componente clave del reencuentro, no se inserta en el desenlace, sino que se lleva hasta el final, o mejor, suspende ese final dejándolo abierto.
            Esta apertura deja entrar el tiempo, asume la incertidumbre como dato del futuro inmediato, los riesgos, el temor, y focaliza la felicidad de forma innovadora en el marco de la vida, de la realidad, y no en la construcción artificial de un supuesto e ideal estado de duradera felicidad (es decir, un final perfectamente cerrado, que ya no exija otra cosa que cerrar el libro, y olvidarlo).         Parecería en un primer momento que se quisiera mantener al lector al margen, excluido de la felicidad; nada de eso, se le está pidiendo que inicie la búsqueda, que se ponga a favor de la causa, ya que según Marcos ante Jesús todos cayeron... amigos y enemigos.
            El sentido común pide que el cierre termine de verdad el evangelio, pero Marcos desafía una vez más el sentido común -ese conjunto de supuestos, que no son otra cosa que una construcción social y mental, de culturas e individuos, y que en numerosos casos frenan la evolución y la posibilidad del cambio positivo-.
            El final abierto de Marcos evoca, en la perspectiva hermenéutica, el acercamiento a la realidad desde el pensamiento complejo. Este pensamiento contesta críticamente la causalidad lineal y pone en primer plano la importancia de la no linealidad, la apertura y la emergencia de novedad como datos de la vida.
            Este paradigma contesta la perfección”, en beneficio de la plenitud”. La psicología profunda contempla estas dos posibilidades de comprensión e interpretación. La línea hermenéutica de análisis junguiano -en cierto modo contra el psicoanálisis freudiano-  se decanta por el principio de plenitud” al observar las propiedades abiertas de la vida y del individuo.
            Si la perfección supone lo cerrado y completo, la plenitud por su parte implica lo abierto y, en correlación con ello, una sana y positiva percepción de lo imperfecto”.


            Si a los seres vivos corresponde la capacidad de crecimiento, evolución por continuidad o por salto cualitativo y cambio, es claro que su principio rector no puede ser el ideal de perfección predeterminada. En cambio, el principio de plenitud o plenificación parece responder mejor a su naturaleza narrativa”. El final abierto del Evangelio según San Marcos se sitúa por tanto en este ámbito, o lo que es lo mismo, pone en cuestión críticamente, nuestras construcciones sobre la muerte, la vida y el más allá, sobre las representaciones mentales y sociales de la resurrección. Desafía los supuestos del sentido común en la época en que sitúa la historia de Jesús y en nuestra propia época, en la que esos mismos supuestos ya han entrado en crisis. La condición enigmática del relato de Marcos continúa después de él”...

domingo, 6 de marzo de 2016

EL QUE HABLA

EL QUE HABLA…
«En el principio existía la Palabra…» (Jn 1,1). Es como si se nos dijera: “Dios es todo comunicación; el rasgo más característico de su identidad es precisamente ese: su expectativa de conversación y diálogo con nosotros. Y eso desde que esperaba con impaciencia la brisa de la tarde para bajar a encontrarse con nuestros padres en el jardín”.
Dios está constantemente dirigiéndose a nosotros, “emitiendo señales”: el arco iris, el sábado, la sangre, la luna, la piedra… Los “signos, prodigios, gestas, maravillas y señales portentosas” con que los autores bíblicos califican las acciones de Dios para con su pueblo no parecen tener otro fin que el de convertirse en aviso, signo, guiño, contraseña o recordatorio de su presencia activa, de su incansable deseo de comunicarse y entrar en relación. El cielo “narra”, el firmamento “pregona”, el día “transmite”, la noche “susurra” (Sal 19,2).
Por eso el gran imperativo de Israel es “¡Escucha!”; y el peor reproche profético es el del embotamiento y la torpeza de ojos, oídos y corazón (Is 6,10). Están convencidos de que Dios no está nunca “fuera de cobertura”, sino que quiere seguir tejiendo una historia relacional entre Él y nosotros, para atraernos a una aventura espiritual que sólo es posible si en el fondo de nuestro corazón vive el deseo de encuentro que nace del amor.

(Dolores Aleixandre)

sábado, 5 de marzo de 2016

RELIGIÓN Y POLÍTICA

RELIGIÓN Y POLÍTICA
Alguien preguntó al maestro por qué se mostraba tan receloso respecto de la religión. ¿Acaso no era la religión lo mejor que tenía la humanidad?
La respuesta del maestro fue un tanto enigmática. “Lo mejor y lo peor: he ahí lo que se obtiene de la religión”.
-¿Por qué lo peor?
- “Porque la mayoría de las personas saben la suficiente religión como para odiar, pero no la suficiente como para amar”. Y en los grupos sociales, donde la política ha sustituido a la religión, podemos ver que pasa exactamente lo mismo: “la oposición, a ser posible, enterrada”.


viernes, 4 de marzo de 2016

...¿Y LA PUERTA?...

…¿Y LA PUERTA?...
Quizá, sin darnos cuenta, entramos al amparo del primer mandamiento: amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. Es algo que cualquiera que quiera agradar a Dios debiera desear, no durante un minuto ni durante media hora, sino para siempre.
Gracias a éstos, la paz se establece en el mundo. Son ellas las fuerzas del mundo porque son tabernáculo de Dios en el mundo. Son las que evitan que el universo sea destruido. Son los pequeños. No se conocen a sí mismas. Toda la tierra depende de ellas, pero parece que nadie se da cuenta. Son aquellas para las cuales todo fue creado en el principio, y son ellas quienes heredarán la tierra
Son las únicas que siempre serán capaces de disfrutar completamente de la vida. Han renunciado al mundo entero, y les ha sido dado éste en posesión. Sólo ellas aprecian el mundo y lo que hay en él. Son las únicas capaces de vivir la alegría. Son limpias de corazón. Ellas ven a Dios, que hace su voluntad, porque Su voluntad es la de ellas. Dios hace todo lo que ellas quieren, porque Él es Quien desea todos los deseos de ellas. Ellas son las únicas que tienen todo cuanto pueden desear. Su libertad no tiene límites. Nos tienden la mano para abrazar nuestra miseria y ahogarla en la inmensa expansión de su inocencia, que lava al mundo con su luz.

Venid, penetremos en el seno de esa luz. Vivamos en la limpieza de ese cántico. Despojémonos, como de una vestidura, de las cosas del mundo y entremos desnudos en la sabiduría, porque esto es lo que piden todos los corazones cuando dicen: “Hágase tu voluntad”.

miércoles, 2 de marzo de 2016

ANTILEGÓMENOS Iº

ANTILEGÓMENOS  (el que se opone) Iº

«La convicción de que otro mundo es posible es condición para poder acercarse a los límites del sufrimiento humano. Que es posible que otro mundo pueda surgir entre los hombres, por utópico que nos parezca. Sin esta fe en otro mundo posible, humano, más justo, más fraternal, no podremos resistir. Sin esta convicción nos entregaríamos a salvaciones individuales, algo aberrante y, además, inútil, dado que estamos viviendo una tragedia que nos afecta a todos como humanidad. Para poder luchar, aunque no veamos el horizonte, tenemos que creer en él.

Todo gran arte es como un sueño, una reacción contra el mundo exterior, y en ocasiones una violenta y rencorosa negativa. Un gran creador levanta su obra porque le disgusta el mundo que lo rodea, malogrado por la fealdad, la imperfección, el relativismo y el desorden. El gran artista busca el Absoluto».
 (-Ernesto Sábato-)

martes, 1 de marzo de 2016

lunes, 29 de febrero de 2016

MAGNIFICAT

MAGNIFICAT (Lc 1,46-55)

«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.»
«Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.»
«Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abraham

y su descendencia por siempre.»

sábado, 27 de febrero de 2016

LA MISERICORDIA

LA MISERICORDIA

Santa María Faustina Kowalska expresa con gran belleza, en una oración compuesta en 1937, cuán lejos llega y qué profundidad alcanza la sensibilidad para la misericordia, qué significa ésta para un cristiano y de qué es capaz:
«Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle.
Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos, para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus sufrimientos y quejas.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa, para que jamás hable negativamente de mi prójimo, sino que siempre tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y estén llenas de buenas obras, para que sepa hacer a mi prójimo exclusivamente el bien y cargue sobre mí las tareas más difíciles y penosas.
Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos, para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, venciendo mi propia fatiga y cansancio. El reposo verdadero está en el servicio al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso, para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le reusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos que sé que abusarán de mi bondad. Y yo mismo me encerraré en el misericordioso Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose sobre mí.
Tú mismo me ordenas que me ejercite en tres peldaños de la misericordia. Primero, la acción misericordiosa, de todo tipo. Segundo, la palabra misericordiosa: lo que no soy capaz de llevar a cabo como acción debe acontecer por medio de palabras. Tercero, la oración: en caso de que no pueda mostrar misericordia con hechos ni con palabras, siempre puedo recurrir a la oración. Mi oración llega incluso allí donde yo no puedo hacerme corporalmente presente.
Oh Jesús mío, transfórmame en ti, pues tú lo puedes todo».

viernes, 26 de febrero de 2016

LLAMA DE AMOR VIVA


LLAMA DE AMOR VIVA

  ¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,                          
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

   ¡Oh cauterio süave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe                        
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.

   ¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,           
que estaba oscuro y ciego,
con estraños primores
color y luz dan junto a su querido!

   ¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno                          
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!

(San Juan de la Cruz)


martes, 23 de febrero de 2016

PRINCIPIO Y FUNDAMENTO

 PRINCIPIO Y FUNDAMENTO
            «El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su alma; y las otras cosas sobre la faz de la Tierra son creadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para el que es creado. De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse de ellas, cuanto lo impidan. Por lo cual, es menester hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que es concedido a nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte, más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos creados». 
            (San Ignacio de Loyola)

lunes, 22 de febrero de 2016

EL VIENTO DEL PENSAR

EL VIENTO DEL PENSAR
«Numquam se plus agere quam nihil ageret,
numquam minus solum esse quam cum solus esset».
[“Nunca está nadie más activo que cuando no hace nada,
nunca está menos solo que cuando está consigo mismo”].
Suponiendo que Catón estuviera en lo cierto, las preguntas son obvias:
¿Qué “hacemos” cuando no hacemos nada sino pensar?
¿Dónde estamos cuando, normalmente rodeados de nuestros semejantes, no estamos con nadie más que con nosotros mismos?
(Hannah Arendt)    

viernes, 19 de febrero de 2016

KAIRÓS

KAIRÓS
            «Somos llevados por acontecimientos que nos ocurren en el sentido fuerte de la palabra: tales encuentros enteramente fortuitos, tales dramas, tales dichas, tales desdichas capaces de cambiar el curso de la vida, harán que la tarea de comprendernos a través de ellos sea la de transformar el azar en destino».

             (Paul Ricoeur)

jueves, 11 de febrero de 2016

LA SOCIEDAD DIONISÍACA DE F. NIETZSCHE

LA SOCIEDAD DIONISÍACA DE FRIEDRICH NIETZSCHE
            (Meditación para los que encuentran tan criticable el cristianismo)

Nietzsche sobrepasa el peor darwinismo social. So pena de degenerar, afirma: las sociedades tienen que librarse de los desechos humanos que les estorban:

«El cristianismo ha tomado tan en serio al individuo, lo ha planteado tan bien como un absoluto, que no podía ya "sacrificarlo"; pero la especie sólo sobrevive mediante los sacrificios humanos [...]. La verdadera filantropía exige el sacrificio por el bien de la especie; la verdadera filantropía es dura, se obliga al dominio de sí misma, porque necesita el sacrificio humano. ¡Y esta pseudohumanidad llamada cristianismo quiere imponernos precisamente "que no se sacrifique a nadie"» (Friedrich Nietzsche; Obras Completas, vol. XIV: Fragments posthumes début 1888-janvier 1889, Gallimard, Paris, págs.224-225).

Por débil y enfermo que estuviera, Nietzsche no perdía ocasión de fustigar la preocupación por los débiles y enfermos. Verdadero don Quijote de la muerte, condena toda medida en favor de los desheredados. Y denuncia la preocupación por las víctimas como causa de lo que considera envejecimiento precoz de nuestra civilización, el acelerador de nuestra decadencia.
La defensa evangélica de las víctimas es más humana, ciertamente, que el nietzscheanismo, sin que haya que ver en ello una excepción a la "dura verdad". Es el cristianismo el que posee la verdad frente a la locura nietzscheana.
Con su demencial condena de la verdadera grandeza de nuestro mundo, Nietzsche no sólo se autodestruyó, sino que propuso y alentó también las terribles destrucciones del nacionalsocialismo.
Para apresurar la disgregación y muerte del judeocristianismo, los nazis comprendieron bien que no bastaba con la "genealogía" nietzscheana. Tras su conquista del poder, disponía de recursos muy superiores, sin duda, de los que pudiera disponer un infortunado filósofo medio loco.
Enterrar la moderna preocupación por las víctimas bajo innumerables cadáveres era la manera nacionalsocialista de ser nietzscheano. Una interpretación, se dirá, que habría horrorizado al infortunado Nietzsche. Es probable. Compartía con muchos intelectuales de su tiempo y del nuestro la pasión por las exageraciones irresponsables. Para su desgracia, los filósofos no están solos en el mundo. Los rodean auténticos orates que a veces les juegan la peor de todas las pasadas: los creen a pies juntillas.


jueves, 28 de enero de 2016

SAN MARCOS 4,21-25

Evangelio según san Marcos 4,21-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga». Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».

...Marcos interrumpe la narración que recoge las parábolas para introducir estos tres dichos populares, probablemente con la intención de motivar a vivir lo que las parábolas proponen.
El primero hace referencia a la luz, cuya naturaleza es alumbrar: no puede no hacerlo. El segundo afirma que, gracias a ella, lo que antes nos quedaba oculto, puede ser descubierto. Y el tercero es una invitación a acoger, como "tierra buena", la semilla-palabra de Jesús, ya que de esa misma actitud depende el crecimiento.
La luz no pude no alumbrar. Del mismo modo, la persona que vive en conexión con su verdadera identidad iluminará a los demás -no hace falta ser doctor para eso-. No porque se lo proponga, a través de un esfuerzo voluntarista, sino por sí misma. De hecho, si estamos atentos, cualquier persona puede iluminarnos porque, en último término, nuestra identidad es luz. Esto explica que todos podamos ser "maestros" de todos. "Ser maestro" (dar luz) no es un título que alguien adquiere de una vez para siempre, sino una consecuencia de la propia luz que nos constituye.
En ausencia de luz, estamos a oscuras y caminamos a ciegas: es la ignorancia que perpetúa el sufrimiento. Por el contrario, en la medida en que empezamos a "despertar", percibimos como todo se va iluminando progresivamente, y ello hace que, aunque aparentemente nada haya cambiado, veamos todo de un modo nuevo.
La "medida" con la que la Vida se nos regala la ponemos nosotros mismos porque parece que todo el universo se rige por esta ley: recibimos lo que entregamos. Quien esconde su " talento" -decía Jesús en otra ocasión-, lo anula y se priva de su beneficio y bendición. Por el contrario, cuando lo ponemos en acción, nos regala frutos insospechados (Mt 25,14-30). En realidad, se nos ha dado todo, -"todo es gracia"- al hacernos conscientes de ello y "cooperar" en su desarrollo, parece como si cada vez nos dieran más; por el contrario, si nos instalamos, nos parecerá que perdemos incluso lo que ya creíamos haber alcanzado.

...Jesús recurre al absurdo para que se graben mejor sus palabras: lo mismo que el destino de la luz es lucir desde lo alto, iluminar y permitir la visión, el oído lo tenemos para escuchar y para entrar en comunicación con los demás. Tan absurdo como esconder una luz debajo de la cama sería encerrarse en lo ya sabido, o creer que no necesitamos las palabras de los demás. Sobre todo, de esa Palabra que viene a caldear nuestra vida y a sacarnos de la oscuridad.


miércoles, 27 de enero de 2016

LA GRAN REVOLUCIÓN

LA GRAN REVOLUCIÓN

Y llegó la gran revolución, con su cambio completamente radical. Pero la ideología de la revolución política no cambió más que las apariencias. Hubo violencia, como desde el inicio de los tiempos, y el poder pasó de un partido a otro; pero cuando el humo se disipó y los cuerpos de todos los muertos fueron enterrados, unos como héroes y otros como malditos, la situación resultó ser esencialmente la misma de antes: en el poder había una minoría de fuertes que explotaban a todos los demás, en nombre de la revolución, para sus fines personales. La codicia, la crueldad, la lujuria, la ambición, la avaricia y la hipocresía eran las mismas de antes. Hasta el día en que, por fin, llegó la gran revolución, con su cambio completamente radical..../.

lunes, 25 de enero de 2016

FUNES, EL MEMORIOSO

FUNES, EL MEMORIOSO
«La memoria fue muy valorada por las grandes culturas como resistencia ante el devenir del tiempo. No el recuerdo de simples acontecimientos, tampoco esa memoria que sirve para almacenar información en las computadoras: hablo de la necesidad de cuidar y transmitir las primigenias verdades. En las comunidades arcaicas, mientras el padre iba en busca de alimento y las mujeres se dedicaban a la alfarería o al cuidado de los cultivos, los chiquitos, sentados, sentados sobre las rodillas de sus abuelos, eran educados en su sabiduría; no en el sentido que le otorga a esta palabra la civilización cientificista, sino aquella que nos ayuda a vivir y a morir; la sabiduría de esos consejeros que, en general, eran analfabetos, pero, como un día me dijo el gran poeta Senghor, en Dakar: "La muerte de uno de esos ancianos es lo que parta ustedes sería el incendio de una biblioteca de pensadores y poetas". En aquellas tribus, la vida poseía un valor sagrado y profundo, y sus ritos, no sólo hermosos sino misteriosamente significativos, consagraban los hechos fundamentales de la existencia: el nacimiento, el amor, el dolor y la muerte. En el pueblo de campo donde nací, antes de irnos a dormir, existía la costumbre de pedir que nos despertaran diciendo: "Recuérdenme a las seis". Siempre me asombró aquella relación que se hacía entre la memoria y la continuación de la existencia.

(-Ernesto Sábato)

domingo, 24 de enero de 2016

LA PASIÓN

LA PASIÓN
¿Cómo vivió Jesús ese tiempo en manos de quienes estaban en su contra? Una afirmación  suya puede darnos la respuesta: «Se acerca la hora, mejor dicho, ha llegado ya, en que cada uno de vosotros se irá a lo suyo y a mí me dejaréis solo. Aunque yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo». (Jn 16,32)
«Jesús había dejado atrás cualquier previsión y defensa, abandonando su existencia al Padre que lo enviaba y conducía. Sabía que no necesitaba preocuparse aunque estuviera en medio de la contradicción, el dolor, el fracaso o la muerte: el Padre estaba "a favor suyo", y él estaba seguro de que lo recogería al final extremo de la noche. Esta confianza suya inaugura la existencia creyente, y Jesús ha sido el primero en recorrerla».
Detrás de él vamos nosotros, apoyados en su misma tranquila audacia, que nos permite arriesgar nuestra confianza: «Si Dios está a favor nuestro, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, antes bien lo entregó a la muerte por todos nosotros; ¿cómo no va a darnos gratuitamente todas las demás cosas juntamente con él? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, -"un Vaticano lleno de víboras queriendo comerse a Francisco"-, la espada? Dios, que nos ama, hará que salgamos victoriosos de todas estas pruebas. Y estoy seguro de que ni muerte ni vida, ni ángeles, ni otras fuerzas sobrenaturales, ni lo presente ni lo futuro, ni poderes de cualquier clase, ni lo de arriba ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Rom 8,31-39)

«Ya ves, lo intenté todo,
recorrí todos los caminos,
pero nunca pude encontrar a un amigo
que me amase más que tú.
Bebí en todas las fuentes, saboreé las uvas,
pero nunca probé vino más dulce que tú.
Leí cientos de códices eruditos:
en  cada letra sólo te veía a ti.
Borré la caligrafía con mis lágrimas,
y la página resplandeciente
se convirtió en tu espejo.
Escuché tu voz en cada soplo de brisa rumorosa:
la nieve, la hierba,
no eran sino hermosísimos velos
que cubrían tu rostro.
Me sumergí en un océano sin orilla:
las perlas luminosas sólo te reflejaban a ti.

Luego vino la tempestad:
el jardín de mi corazón
tiritaba helado, esparcidas sus hojas.
Se hizo desierto
y nube yerma,
y silencio.
Y, de repente,
el sol a medianoche: Tú»

(-Rumi)

viernes, 22 de enero de 2016

LA VIRGINIDAD DE MARÍA


LA VIRGINIDAD DE MARÍA
«Todo el Antiguo Testamento está animado por la paradoja del poder del débil, de la exaltación del pobre, de la fecundidad de la estéril, y esta paradoja alcanza su forma más violenta en el "escándalo de la Cruz", esa "debilidad de Dios más fuerte que los hombres" (1 Cor 1,23). Lucas no describe en María una forma heroica de la virtud de la castidad: lo que ve en ella es una fe y una esperanza radicales, totalmente despojadas de confianza en la criatura, totalmente abandonadas a Dios. La virginidad de María no tiene tanto de virtud moral -"como tanto le gusta al pensamiento griego"- cuanto teologal; manifiesta más una actitud ante Dios que un esfuerzo de purificación. Representa el ser humano que no cuenta con sus propias fuerzas, y puede ser comparada con el vacío sobre el que el Espíritu planeaba en los orígenes».
(Louis Legrand)

«Ante ti mi oración, una letanía de nadas:
-El cuenco de un odre, NADA.
- El vacío de una casa, NADA.
-El orificio de una flauta, NADA.
-El silencio de una partitura, NADA
-El domingo en la semana, NADA.

Viento sagrado, sopla sobre mí.
Hace mucho que no tenías semejante flauta
para llenarla de música».

(Anónimo)

miércoles, 20 de enero de 2016

Mt 23,37

¡Jerusalén, Jerusalén, la que asesina a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!  (Mt 23,37)

domingo, 10 de enero de 2016

ACEPTACIÓN

ACEPTACIÓN...
«La gracia nos toca cuando nos hallamos angustiados y no tenemos reposo. Nos alcanza cuando caminamos por el valle sombrío de una vida vacía y desprovista de sentido. Nos invade cuando sentimos que nuestra alienación es más profunda, porque hemos arruinado otra vida... Nos toca cuando la insatisfacción de nosotros mismos, nuestra indiferencia, nuestra debilidad, nuestra hostilidad, nuestra falta de rectitud y nuestro comportamiento se nos han hecho insoportables. Nos toca cuando, año tras año, nuestro deseo de una vida perfecta no se ve satisfecho, cuando nuestras inventadas tensiones siguen esclavizándonos como han venido haciendo durante decenios, cuando la desesperación destruye toda alegría y todo gozo. A veces, en uno de esos momentos, una ráfaga de luz atraviesa nuestras tinieblas, y es como si una voz nos liberase: "Tú eres aceptado. Tú eres aceptado por alguien más grande que tú y cuyo nombre no conoces. No preguntes ahora cuál es ese nombre; tal vez lo descubras más tarde. No trates ahora de hacer nada; tal vez lo hagas mucho más adelante. Acepta simplemente el hecho de que eres aceptado". Cuando esto nos ocurre, experimentamos lo que es la gracia. Después de semejante experiencia, tal vez no seamos mejores que antes. Pero todo ha quedad transformado. En ese momento, la gracia triunfa sobre el pecado, y la reconciliación supera el abismo de la alienación. Y nada se exige para esta experiencia: ningún presupuesto, moral o intelectual; no se pide más que la aceptación».

(-Paul Tillich-)

sábado, 9 de enero de 2016

Semillas de Contemplación

Semillas de contemplación
Cada momento y cada acontecimiento de la vida de todas y cada una de las personas sobre la tierra siembra algo en su alma. Pues del mismo modo que el viento arrastra miles de semillas aladas, así también cada momento lleva consigo semillas de vitalidad espiritual que se posan imperceptiblemente en las mentes y voluntades de los seres humanos. La mayoría de estas innumerables semillas perecen y se pierden, porque los hombres no están preparados para recibirlas, pues tales semillas sólo pueden brotar en la tierra buena de la libertad, la espontaneidad y el amor.
Esto no es nuevo. Hace mucho tiempo que Cristo nos dijo en la parábola del sembrador: "La semilla es la Palabra de Dios".
...Y en todas las situaciones de la vida la "voluntad de Dios" se nos manifiesta, no como una mera orden externa de una ley impersonal, sino más bien como una invitación interior de un amor personal.
¡Es tanto lo que depende de nuestra idea de Dios..! Sin embargo, ninguna idea de Él, por muy pura y perfecta que sea, es adecuada para expresar a Dios como realmente es. Nuestra idea de Dios suele hablar más de nosotros mismos que de Él.

Pero, ¿cómo puede recibir las semillas de la libertad si amo la esclavitud, si me arranco los ojos en nombre de "mi libertad" porque mi ignorancia ha decidido que este es el camino de la luz? ¿Y cómo puede estimar el deseo de Dios si estoy lleno de un deseo diferente y contrario? Dios no puede plantar su libertad en mí, porque soy un prisionero y ni tan siquiera deseo ser liberado. ¿Puede haber algo más triste que eso pájaros nacidos en cautividad, acostumbrados a cerrar su jaula desde dentro?... (Thomas Merton & Cía.)

jueves, 7 de enero de 2016

LA CONTEMPLACIÓN /Thomas Merton)


LA CONTEMPLACIÓN
La contemplación es la más alta expresión de la vida intelectual y espiritual del ser humano. Es la vida misma, plenamente despierta, totalmente activa y completamente consciente de que está viva. Es prodigio espiritual. Es espontáneo temor reverencial ante el carácter sagrado de la vida, del ser. Es gratitud por la vida, el conocimiento y el ser. Es una comprensión profunda del hecho de que, en nosotros, la vida y el ser proceden de una Fuente invisible, transcendente e infinitamente abundante. La contemplación es, por encima de todo, la conciencia de la realidad de esa Fuente. Conoce la Fuente de una manera oscura e inexplicable, pero con una certeza que va más allá de la razón y de la simple fe. Pues la contemplación es un género de visión espiritual a la que aspiran la razón y la fe por su misma naturaleza, porque sin ella amabas permanecen siempre necesariamente incompletas. No obstante, la contemplación no es visión, porque ve "sin ver" y conoce "sin conocer". Es una profundidad de fe más honda, un conocimiento tan profundo que no puede ser captado en imágenes ni en palabras, ni siquiera en conceptos claros. Puede ser sugerida por palabras, por símbolos, pero en el mismo momento en que la mente contemplativa trata de indicar lo que conoce, retira lo que ha dicho y niega lo que ha afirmado. Pues en la contemplación conocemos por "desconocimiento". O, mejor dicho, conocemos más allá de todo saber o "no saber".
La poesía, la música y el arte tienen algo en común con la experiencia contemplativa. Pero la contemplación va más allá de la intuición estética, más allá del arte y más allá de la poesía. De hecho está también más allá de la filosofía y más allá de la teología especulativa. Resume, trasciende y consuma todo ello y, sin embargo, al mismo tiempo parece que, en cierto modo, lo reemplaza y lo niega. L a contemplación está siempre más allá de nuestro conocimiento, más allá de nuestras luces,, más allá de los sistemas, más allá de las explicaciones, más allá del discurso, más allá del diálogo y más allá de nuestro propio yo. Para entrar en el ámbito de la contemplación debemos, en cierto sentido, morir; pero esta muerte es en realidad la entrada a una vida más elevada. Es una muerte por amor a la vida, que nos hace abandonar todo lo que podemos conocer o atesorar como vida, como pensamiento, como experiencia, como gozo, como ser.
Y por eso parece que la contemplación reemplaza y descarta cualquier otra forma de intuición y experiencia -ya sea en el arte, en la filosofía, en la teología, en la liturgia o en los niveles ordinarios del amor y la creencia-. Naturalmente, este rechazo es sólo aparente. La contemplación es y tiene que ser compatible con todas estas cosas, ya que es su realización más elevada. Pero en la experiencia real de la contemplación todas las demás experiencias se pierden momentáneamente: "mueren" para nacer de nuevo en un nivel de vida más elevado.
Dicho de otro modo, la contemplación tiende hacia el conocimiento e incluso hacia la experiencia del Dios trascendente e inexpresable. Conoce a Dios porque parece que Lo toca. O, mejor dicho, Lo conoce como si hubiera sido invisiblemente tocado por Él... Tocado por Aquel que no tiene manos, pero es la Realidad pura y la fuente de todo lo que es real. Por eso la contemplación es un repentino don de toma de conciencia, un despertar a lo Real en el que todo es real. una comprensión viva del Ser infinito que está en la raíz de nuestro ser limitado, una comprensión de nuestra realidad contingente recibida como regalo de Dios, como don gratuito de su amor. Éste es el contacto existencial de que hablamos cuando empleamos la metáfora de "ser tocado por Dios".  
La contemplación es también la respuesta a una llamada: una llamada de Aquel que no tiene voz y, sin embargo, habla de todo lo que existe y, por encima de todo, habla en las profundidades de nuestro propio ser, ya que nosotros somos sus palabras. Pero somos palabras destinadas a responderle a Él, a ser Su eco e incluso, de alguna manera a contenerlo y significarlo. La contemplación es este eco. Es una profunda resonancia en el centro más íntimo de nuestro espíritu, donde nuestra vida pierde su voz autónoma y resuena con la majestad y la misericordia de Dios vivo y escondido. Él se responde a Sí mismo en nosotros, y esta respuesta es la vida divina, la creatividad divina que renueva todas las cosas. Nosotros nos convertimos en el eco y la respuesta de Dios. Es como si Dios, al crearnos, nos hubiera hecho una pregunta y, al despertarnos a la contemplación, respondiera a esa pregunta, de modo que el contemplativo es al mismo tiempo pregunta y respuesta. La vida de contemplación implica dos niveles de conciencia: primero, conciencia de la pregunta y, segundo, conciencia de la respuesta. Aunque constituyan dos niveles distintos y totalmente diferentes, en realidad son conciencia de la misma cosa. La pregunta es, ella misma, la respuesta. Y nosotros somos ambas cosas. Pero no podemos saberlo hasta que hemos entrado en el segundo nivel de conciencia. Despertamos, no para encontrar una respuesta absolutamente distinta de la pregunta, sino para comprender que la pregunta es su propia respuesta. Y todo esto se resume en una conciencia -no una proposición, sino una experiencia, a saber: "YO SOY".
La contemplación a la que me refiero no es filosófica. No es la conciencia estática de esencias metafísicas percibidas como objetos espirituales, inmutables y eternos. No es la contemplación de ideas abstractas. Es la percepción religiosa de Dios a través de mi vida en Dios o por medio de la "filiación", como afirma el Nuevo Testamento: "En efecto, todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios... El Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios"; "A todos los que la recibieron les dio poder de llegar a ser hijos de Dios"... Y por eso la contemplación a la que me refiero es un don religioso y trascendente. No es algo que podamos conseguir solos, gracias al esfuerzo intelectual o el perfeccionamiento de nuestras facultades naturales. No es una especie de autohipnosis, resultado de la concentración en nuestro ser espiritual interior. No es el fruto de nuestros esfuerzos. Es el don de Dios, que, en Su misericordia, completa la escondida y misteriosa obra de la creación en nosotros iluminando nuestras mentes y nuestros corazones, despertando en nosotros la conciencia de que somos palabras pronunciadas en Su única Palabra y que el Espíritu Creador (Creator Spiritus) habita en nosotros, y nosotros en Él. Que somos "en Cristo" y que Cristo vive en nosotros. Que la vida natural en nosotros ha sido completada, elevada, transformada y consumada en Cristo por el Espíritu Santo. La contemplación es la conciencia y la comprensión e incluso, en cierto sentido, la experiencia de lo que creen oscuramente todos los cristianos: "Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí".

Por consiguiente, la contemplación es más que una consideración de verdades abstractas sobre Dios, más incluso que una meditación afectiva sobre las cosas que creemos. Es el despertar, la iluminación y la asombrosa comprensión intuitiva por los que el amor obtiene la certeza de la intervención creadora y dinámica de Dios en nuestra vida diaria. Así pues, la contemplación no "encuentra" simplemente una idea clara de Dios, Lo encierra dentro de los límites de esa idea y Lo mantiene allí como un prisionero al que siempre puede volver. Todo lo contrario: la contemplación es llevada por Dios a Su reino, Su misterio, Su libertad. Es un conocimiento puro y virginal, pobre en conceptos, más pobre todavía en razonamientos, pero capaz, por su misma pobreza y pureza, de seguir a la Palabra "dondequiera que vaya". 
(Thomas Merton, trapense)