ACEPTACIÓN...
«La gracia nos toca cuando nos hallamos
angustiados y no tenemos reposo. Nos alcanza cuando caminamos por el valle
sombrío de una vida vacía y desprovista de sentido. Nos invade cuando sentimos
que nuestra alienación es más profunda, porque hemos arruinado otra vida... Nos
toca cuando la insatisfacción de nosotros mismos, nuestra indiferencia, nuestra
debilidad, nuestra hostilidad, nuestra falta de rectitud y nuestro
comportamiento se nos han hecho insoportables. Nos toca cuando, año tras año,
nuestro deseo de una vida perfecta no se ve satisfecho, cuando nuestras
inventadas tensiones siguen esclavizándonos como han venido haciendo durante
decenios, cuando la desesperación destruye toda alegría y todo gozo. A veces,
en uno de esos momentos, una ráfaga de luz atraviesa nuestras tinieblas, y es
como si una voz nos liberase: "Tú eres aceptado. Tú eres aceptado por
alguien más grande que tú y cuyo nombre no conoces. No preguntes ahora cuál es
ese nombre; tal vez lo descubras más tarde. No trates ahora de hacer nada; tal
vez lo hagas mucho más adelante. Acepta simplemente el hecho de que eres
aceptado". Cuando esto nos ocurre, experimentamos lo que es la gracia.
Después de semejante experiencia, tal vez no seamos mejores que antes. Pero
todo ha quedad transformado. En ese momento, la gracia triunfa sobre el pecado,
y la reconciliación supera el abismo de la alienación. Y nada se exige para
esta experiencia: ningún presupuesto, moral o intelectual; no se pide más que
la aceptación».
(-Paul Tillich-)
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