Cap.
XVIII: De la compasión del prójimo
1Bienaventurado
el hombre que soporta a su prójimo según su fragilidad en aquello
en que querría ser soportado por él, si estuviera en un caso
semejante (Gál 6,2; Mt 7,12). 2Bienaventurado el siervo
que devuelve todos los bienes al Señor Dios, porque quien retiene
algo para sí, esconde en sí el dinero de su Señor
Dios (Mt 25,18), y lo que creía tener se le quitará
(Lc 8,18).
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