Cap.
XX: Del religioso bueno y del religioso vano
1Bienaventurado
aquel religioso que no encuentra placer y alegría sino en las
santísimas palabras y obras del Señor, 2y con ellas
conduce a los hombres al amor de Dios con gozo y alegría (cf. Sal
50,10). 3¡Ay de aquel religioso que se deleita en las
palabras ociosas y vanas y con ellas conduce a los hombres a la risa!
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