Evangelio
según san Marcos 4,21-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a la
muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la
cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se
descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga
oídos para oír, que oiga». Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo:
la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene
se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».
...Marcos interrumpe la narración que
recoge las parábolas para introducir estos tres dichos populares, probablemente
con la intención de motivar a vivir lo que las parábolas proponen.
El primero hace referencia a la luz,
cuya naturaleza es alumbrar: no puede no hacerlo. El segundo afirma que,
gracias a ella, lo que antes nos quedaba oculto, puede ser descubierto. Y el
tercero es una invitación a acoger, como "tierra buena", la
semilla-palabra de Jesús, ya que de esa misma actitud depende el crecimiento.
La luz no pude no alumbrar. Del mismo
modo, la persona que vive en conexión con su verdadera identidad iluminará a
los demás -no hace falta ser doctor para eso-. No porque se lo proponga, a
través de un esfuerzo voluntarista, sino por sí misma. De hecho, si estamos
atentos, cualquier persona puede iluminarnos porque, en último término, nuestra
identidad es luz. Esto explica que todos podamos ser "maestros" de
todos. "Ser maestro" (dar luz) no es un título que alguien adquiere
de una vez para siempre, sino una consecuencia de la propia luz que nos
constituye.
En ausencia de luz, estamos a oscuras y
caminamos a ciegas: es la ignorancia que perpetúa el sufrimiento. Por el
contrario, en la medida en que empezamos a "despertar", percibimos
como todo se va iluminando progresivamente, y ello hace que, aunque
aparentemente nada haya cambiado, veamos todo de un modo nuevo.
La "medida" con la que la Vida
se nos regala la ponemos nosotros mismos porque parece que todo el universo se
rige por esta ley: recibimos lo que entregamos. Quien esconde su " talento"
-decía Jesús en otra ocasión-, lo anula y se priva de su beneficio y bendición.
Por el contrario, cuando lo ponemos en acción, nos regala frutos insospechados
(Mt 25,14-30). En realidad, se nos ha dado todo, -"todo es gracia"-
al hacernos conscientes de ello y "cooperar" en su desarrollo, parece
como si cada vez nos dieran más; por el contrario, si nos instalamos, nos
parecerá que perdemos incluso lo que ya creíamos haber alcanzado.
...Jesús recurre al absurdo para que se
graben mejor sus palabras: lo mismo que el destino de la luz es lucir desde lo
alto, iluminar y permitir la visión, el oído lo tenemos para escuchar y para
entrar en comunicación con los demás. Tan absurdo como esconder una luz debajo
de la cama sería encerrarse en lo ya sabido, o creer que no necesitamos las
palabras de los demás. Sobre todo, de esa Palabra que viene a caldear nuestra
vida y a sacarnos de la oscuridad.