Cap.
XXIII: De la humildad
1Bienaventurado
el siervo a quien se encuentra tan humilde entre sus súbditos, como
si estuviera entre sus señores. 2Bienaventurado el siervo
que permanece siempre bajo la vara de la corrección. 3Es
siervo fiel y prudente (cf. Mt 24,45) el que, en todas sus ofensas,
no tarda en castigarse interiormente por la contrición y
exteriormente por la confesión y la satisfacción de obra.
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