LAKSHMI
RETRASA SU RESPUESTA...
No
es bueno que nuestras oraciones sean escuchadas si no lo son en su debido
momento:
En la antigua India se concedía mucha
importancia a los ritos védicos, de los que se decía que funcionaban tan
"científicamente" que, cuando los sabios pedían la lluvia, jamás se
producía una sequía. Así es que, conforme a dichos ritos, un hombre se puso a
rezarle a Lakshmi, la diosa de la abundancia, para que le hiciera rico.
Estuvo orando sin éxito durante diez
largos años, al cabo de los cuales comprendió de pronto la naturaleza ilusoria
de la riqueza y abrazó una vida de renuncia en el Himalaya.
Un buen día, mientras se hallaba sentado
y entregado a la meditación, abrió sus ojos y vio ante sí a una mujer
extraordinariamente hermosa, tan radiante y resplandeciente como si fuera de
oro.
«¿Quién eres tú y qué haces aquí?», le preguntó.
«Soy la diosa Lakshmi, a la que has
estado rezando himnos durante doce años», le respondió la mujer, «y he decidido
aparecerme a ti para concederte tu deseo».
«¡Ah, mi querida diosa!» exclamó el
hombre, «ahora ya he adquirido la dicha de la meditación y he perdido el deseo
de las riquezas. Llegas demasiado tarde... Pero dime, ¿por qué has tardado
tanto en venir?».
«Para serte sincera», respondió la
diosa, «dada la fidelidad con que realizabas aquellos ritos, habrías acabado
consiguiendo la riqueza, sin duda alguna. Pero, como te amaba y sólo deseaba tu
bienestar, me resistí a concedértelo».
Si
pudieras elegir, ¿qué elegirías: que se te concediera lo que pides o la gracia
de vivir en paz, aunque no la hubieras pedido?...
(ADM; LODLR)
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