VIOLACIÓN
Y ABORTO
«¿Acaso olvida una mujer
a su niño de pecho. Sin comparecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas
llegasen a olvidar, yo no te olvido (Isaías 49,15)».
Abortos en España en 2019
(casi 96.000; unos 20 por violación -ya uno es un verdadero drama-; las cifras son
escandalosas).
«Toda violación conlleva un triple
asesinato: el biológico, por la cosificación que se hace de la persona; el
mental, porque en medio de todo ese terrible drama aparecen los entendidos
aconsejando el asesinato como terapia; y el espiritual que conlleva la
destrucción del alma.
Hay que ser un verdadero hijo de la más
ciega ignorancia para aconsejar que la mejor terapia para superar una violación
es convertir a la madre en asesina. De ese modo, no solo se mancilla el cuerpo
biológico, se consigue también pudrir la mente y, ya metidos en esa espiral de
violencia en la que la mujer se siente presa, espiritualmente consumirá y
destrozará su alma. Gran triunfo para los violadores y los terapeutas, hijos de
la muerte.
Si verdaderamente somos hijos de la luz,
hijos del día, no podemos sino preguntarnos: ¿Podemos crear bien del mal?
O, ¿no tenemos frente al mal otra posibilidad que convertirnos en lo peor? Cristo-Jesús
es el Maestro: no respondió al mal con lo peor, absorbió el mal y lo transformó
en bien.
Creo que lo que Jesús nos
enseña es que, ‘si invertimos nuestra energía en elegir el bien, en vez de fomentar la
energía negativa y en gran parte ilusoria de rechazar lo malo, superaremos el
mal de un modo mucho mejor y no devendremos malos nosotros mismos’. Eso
es exactamente lo que él hace en la cruz, y eso es lo que debe infundirnos
valentía para creer que ello forma parte del núcleo de su mensaje. Es
fundamental que no se nos olvide nunca que "la mejor crítica de lo malo es poner
en práctica algo mejor".
Más que de ninguna otra
forma, así es como Jesús reformó las leyes de la religión y socavó la base de
toda conducta violenta, excluyente y punitiva. Se convirtió en la víctima
perdonadora, a fin de que nosotros dejáramos de ocasionar víctimas. Se
convirtió en el falsamente acusado, para que así ponderáramos con cuidado a quién
acusamos.
La ejecución de Jesús es un juicio
sobre cuán ciegos podemos llegar a ser todos cuando disfrutamos de las ventajas
y los privilegios del poder, sobre la vida de otros más débiles.
El ‘poder malo’ -que siempre conlleva la condena y la muerte-, que ‘siempre’ elimina a sus oponentes, mató
a Jesús. En vida de Jesús, ese ‘poder malo’ era ejercido tanto por el imperio
romano como por los sumos sacerdotes judíos, pero los nombres se pueden cambiar
en cualquier época y cualquier cultura, a veces hasta por los propios.
Si la madre acepta convertirse en
poderosa-asesina creyendo que así superará su trauma, caerá en otros mucho
peores, porque habrá aceptado convertirse en víctima a todos los niveles,
alcanzando la peor versión de sí misma. Reconozco que esta es una de esas
situaciones en las “hay que llegar a la curva derrapando”. Hay muchos
matrimonios que desean tener hijos y no pueden conseguirlos naturalmente, por
eso están encantados de poder adoptar.
La decisión, ante lo que no tiene vuelta
atrás, es si preferimos pasar por la vida como un “zombi” -no siendo otra cosa
que sepultureros-, o siendo manantial de vida, pese a todo…
Tras atravesar la línea, viene el trabajo
de ponerles nombre y hablar con ellos, pues no han muerto, están en el Reino de
la Gracia, en Dios, y allí solo se puede amar…, también a su mamá, sobre todo a
ella…».