BAGATELAS TEOLÓGICAS...
Isaac de Nínive (†
ca 650) considerando la economía de los misterios y de la Cruz en que
murió el Hijo de Dios, dice:
«No
debemos pensar que tuvo otro motivo sino el dar a conocer al mundo el amor que
le tiene, a fin de que el mundo sea cautivado por su amor; y se manifestase
así, por la muerte del Hijo de Dios, la máxima fuerza del Reino, que es el amor.
En modo alguno ocurrió la muerte de nuestro Dios para redimirnos de nuestros
pecados, ni por otro motivo, sino tan sólo para que el mundo experimentase el
amor que Dios tiene a la creación».
La remisión de los pecados podía haberla hecho de otros modos. Pero se sometió
a la cruz, aunque no era necesario, lo cual se comprende cuando oímos de su
boca, «tanto amó
Dios al mundo que le dio a su unigénito Hijo, para poner en marcha el plan de
su instauración. Y ¿no nos da vergüenza el despojar de esta idea al misterio de
la economía del Señor y a la muerte de Cristo y a su venida al mundo y se la
atribuyamos a la razón de ser en la redención de nuestros pecados?». En ese caso, si no
fuésemos pecadores no habría venido el Señor ni hubiese muerto el Señor… «Decir que el Verbo de
Dios asumió nuestro cuerpo por los pecados del mundo, es ver tan sólo ‘lo exterior de la Escritura’». Con ello se privaría a los
hombres y a los ángeles de grandes bienes. «¿Y por qué vituperar al pecado que
nos trajo tantos bienes?», cuales son la pasión y muerte del Señor para
librarnos de la condenación… «Todas estas maravillas habría que atribuirlas al
pecado, pues, de no estar sujetos a su esclavitud, careceríamos de todas ellas…
No es así. Lejos de nosotros el contemplar la economía (de gracia) del Señor y
los misterios tan eficaces para darnos confianza, ‘como si fuésemos niños. Sería quedarse en la superficie de las
Escrituras’ que de ellos hablan».