EN EL MANANTIAL

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ESTUDIO DEL PINTOR

jueves, 23 de enero de 2020

AMAR



AMAR
«Amar a alguien es tener siempre esperanza en él. Desde el momento en que comenzamos a juzgar a alguien, limitamos nuestra confianza en él; desde el momento en que lo identificamos con lo que sabemos de él y, por tanto, lo reducimos a ello, dejamos de amarlo y él deja de ser capaz para mejorar. Deberíamos esperarlo todo de todos. Debemos atrevernos a ser amor en un mundo que no sabe cómo amar».
(Charles de Foucauld)

Sin embargo, nos dice Jesús en el evangelio según san Mateo 7,6: “No deis lo sagrado a los perros no les echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen, y además se vuelvan y os destrocen”. Estamos al final del Sermón del Monte. Los futuros discípulos pueden sentirse entusiasmados, con ganas de que Jesús termine de hablar para lanzarse a proclamar su mensaje a todo el mundo, indiscriminadamente. O, una vez formada la comunidad cristiana, pueden sentirse inclinados a admitir dentro de ella a cualquier persona. Las palabras de Jesús suponen un toque de atención.
Ante todo, lo que está en juego no es una teoría cualquiera, ni un programa religioso o político. Es algo sagrado, un enorme tesoro que Dios nos concede y ante el que debemos sentir profundo respeto. Además, no todo el mundo es bueno: hay gente que desprecia el mensaje del Evangelio y gente que incluso se irrita con él y está dispuesto a destrozar a sus portadores -porque en muchas ocasiones la ignorancia y la enfermedad suelen ir de la mano-. Todo esto tampoco significa que estas personas estén ya condenadas. Esa es otra cuestión.

Si bien es cierto, que tampoco podemos olvidar lo que nos dice Jesús en el evangelio según san Juan 14,12: “En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre”.

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