EN EL MANANTIAL

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ESTUDIO DEL PINTOR

lunes, 19 de octubre de 2015

EL CIEGO BARTIMEO



JESÚS Y EL CIEGO BARTIMEO

Jesús le pregunta: "¿Qué quieres que haga por ti?". Parece una pregunta extraña, dirigida a un ciego. Pero no es una pregunta superflua; pues no todos los enfermos desean sanar.
«Los médicos saben perfectamente que no todos los pacientes colaboran y, consiguientemente, su curación resulta difícil. Y a nivel psicológico, esta misma experiencia es aún  más habitual. Todo terapeuta es consciente de que el hombre, en ocasiones, ofrece a la curación una resistencia tan fuerte o más que el deseo de sanar. El enfermo puede sacar tal provecho de sus problemas que, de un modo inconsciente, prefiere a veces no ser curado. En ocasiones, también nosotros, en el plano espiritual, decimos que queremos curarnos pero no es un deseo auténtico (porque hemos hecho un pacto con nuestra mediocridad y nos sentimos cómodos en ella). Y así, muchas veces nos movemos en un "querría" sanar, pero no en un "quiero" decidido que está dispuesto a pagar el precio de la curación, que afectaría a mi vida y le haría cambiar. Por eso es por lo que Jesús formula la pregunta, con el fin de calibrar la sinceridad del deseo de Bartimeo. ¿Qué quiere que haga Jesús por él? ¿Cuál es el verdadero deseo de su corazón? La respuesta de Bartimeo no tiene ambigüedad -"Maestro, que vea otra vez"-; está dispuesto a pagar el precio de su curación» (P. van Bremen).
Preguntémonos si sinceramente queremos sanar; si deseamos desprendernos de nuestras cegueras (de las que tantas veces somos cómplices) para seguirle con limpia autenticidad. Si estamos dispuestos a pagar el precio de nuestra curación.

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