EN EL MANANTIAL

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ESTUDIO DEL PINTOR

domingo, 24 de mayo de 2015

LA SONRISA DE ALPREIDELMAR



LA SONRISA DE ALPREIDELMAR...
            ...Algo menos de trescientas páginas
separaban dos frases,
y aún hoy alguno se sigue preguntando...
 ¿a cuenta de qué?.,
aunque es un cuento,
como casi todo lo que de verdad merece la pena.
            La primera decía:
-“Algún día construiré un castillo
con unas murallas tan altas
que el cielo avergonzado
tendrá que irse a otra parte”-,
en aquellos tiempos la modestia bañaba la tierra...
            La segunda dice:
 -“Cuando de verdad desees algo
debes extender tus manos y tus brazos
de un modo que al cielo, por serlo,
no le quede más remedio que otorgártelo”-,
en aquellos tiempos
ni tan siquiera se había aprendido a desear...
            Las dos frases pertenecían,
en el grado que puedan hacerlo las palabras,
 al mismo ser humano,
que por ese destino de los azares,
se terminó descubriendo preso de las mismas.
Aunque ahora son muchos
los que no lo entienden,
este es un poder
que las palabras siguen conservando,
en lo que se refiere a la vida.
La primera se le había roto,
 he aquí un principio de la libertad,
cuando reparó en quién era
el que le proporcionaba los ladrillos
y la vida, tiempo para construir;
y quizá por eso mismo
escribió la segunda,
cuando aún no había aprendido a pedir,
y que también se le rompió,
he aquí otro principio de la libertad,
al darse cuenta
de que la voluntad que debía realizar
no era la que, hasta ahora, engañado,
había creído la suya...
                            ...¡Qué escándalo!...            
            Esas, algo menos de trescientas páginas,
desechables, como casi todo lo que de verdad merece la pena,
constituían Alpreidelmar.../.

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