EN EL MANANTIAL

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ESTUDIO DEL PINTOR

lunes, 25 de enero de 2016

FUNES, EL MEMORIOSO

FUNES, EL MEMORIOSO
«La memoria fue muy valorada por las grandes culturas como resistencia ante el devenir del tiempo. No el recuerdo de simples acontecimientos, tampoco esa memoria que sirve para almacenar información en las computadoras: hablo de la necesidad de cuidar y transmitir las primigenias verdades. En las comunidades arcaicas, mientras el padre iba en busca de alimento y las mujeres se dedicaban a la alfarería o al cuidado de los cultivos, los chiquitos, sentados, sentados sobre las rodillas de sus abuelos, eran educados en su sabiduría; no en el sentido que le otorga a esta palabra la civilización cientificista, sino aquella que nos ayuda a vivir y a morir; la sabiduría de esos consejeros que, en general, eran analfabetos, pero, como un día me dijo el gran poeta Senghor, en Dakar: "La muerte de uno de esos ancianos es lo que parta ustedes sería el incendio de una biblioteca de pensadores y poetas". En aquellas tribus, la vida poseía un valor sagrado y profundo, y sus ritos, no sólo hermosos sino misteriosamente significativos, consagraban los hechos fundamentales de la existencia: el nacimiento, el amor, el dolor y la muerte. En el pueblo de campo donde nací, antes de irnos a dormir, existía la costumbre de pedir que nos despertaran diciendo: "Recuérdenme a las seis". Siempre me asombró aquella relación que se hacía entre la memoria y la continuación de la existencia.

(-Ernesto Sábato)

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